Las olas y el viento...

"El pesimista le echa la culpa al viento, el optimista espera que cambie y el realista ajusta las velas"

Pocas frases con tanta sabiduría tan fácilmente aplicable. La vida nos mueve el piso constantemente. Uno está confiado, da cosas por sentado, cree que sabe lo que hace y que conoce a los que lo rodean. Ojalá fuera así. Parece que en los últimos meses el entretenimiento mayor de la naturaleza quién gobierna nuestros pequeños mundos a los cuales nos gusta llamar "vidas" fue patearme el tablero cada vez que me estaba defendiendo del sacudón anterior. Pero como ya se dijo, ni quejarme ni quedarme sentado esperando un cambio son actitudes útiles. La única que queda es adaptarse, aprender a vivir sin lo que nos falta y aprovechando lo que nos sobra.
Tamaña habilidad demanda esta tarea, pero no es nada que sea inafrontable. Todo tiene solución, aunque esta sea el tiempo. Ahora bien, mientras pasa el tiempo algo hay que inventar, hay que ser productivos y aprovechar al máximo las oportunidades que se nos aparecen, ya que quizá no se nos presentaban antes y seguramente no se nos vuelvan a dar.

Hubo personas que me dieron sorpresas escalofriantes, hay personas que me dieron sorpresas agradables, hay personas que no me dieron ninguna sorpresa. A todas les agradezco, porque es mejor tarde que nunca.

Hoy día cuando me cambia el viento yo me escapo a mi lugar feliz, a ese espacio donde todo es paz, tranquilidad y amor. Ahí puedo pensar y solucionar las complicaciones. Échenle un vistazo.

Doble o nada, porque las olas me siguen hamacando, la brisa aún es fresca y el cielo claro. No hay nada demasiado importante que pueda perder.